CUESTIONÁNDONOS LA HETERONORMA.


Lo que más me gusta de los talleres que imparto con jóvenes es provocar el debate, dar un paso atrás y presenciar cómo fluyen…

Es fantástico escucharlos dando explicaciones de lo que piensan y cómo se escuchan y debaten las diferentes opiniones.

Ayer pasé una tarde de lo más estupenda, estuve con un grupo de chicos y chicas de 15 a 19 años, un total de 24 personas. Hablamos de cómo la sociedad te condiciona por ser chica o por ser chico, nos meten en cajones separados, opuestos y diferenciados y se nos asignan unas expectativas que se espera que cumplamos.

También hablamos de la disforia de género, del género fluido, de la transexualidad, de la teoría queer, de la intersexualidad y la asexualidad.

Desmontamos mitos y falsas creencias, que nos encorsetan y condicionan:
-          “Una lesbiana es una chica que parece un chico”
-          “La homosexualidad se nota”.
-          “Los gais son unos afeminados”.
-          “Un hombre de verdad es el que ni llora, ni expresa sus sentimientos”.
-          “Las mujeres saben hacer mejor las tareas de la casa”.
-          “La violación no se puede dar en la pareja”.

Vimos cómo reproducimos el pensamiento romántico heterocentrista, pensamiento que da por hecho que a toda mujer le ha de atraer un hombre y viceversa, porque eso, es “lo normal”.

Vimos que cuando hablamos de una amiga o amigo homosexual lo decimos, lo destacamos  y nos sorprendimos de lo ridículo que queda cuando le das la vuelta: “Ese es mi amigo Pedro, que es heterosexual”.

Tenemos tan normalizada la heterosexualidad que todavía preguntamos “¿Y cuándo te diste cuenta que eras lesbiana?”, alguna vez hemos preguntado “¿Cuándo supiste que eras heterosexual?” 
No solemos hacerlo, ¿verdad?





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Comentarios

  1. Me parece muy bien que publiques experiencias en el trabajo directo con jóvenes ya que se observa que con chicos y chicas se puede abordar cualquier temática. El problema no son quienes reciben estas intervenciones sino padres y madres que se escandalizan y educadores (al menos una parte) que no reciben con gusto alguno de estos temas no vaya a ser que vayan a tener problemas. Como he dicho en otras ocasiones, las personas adolescentes no tienen ningún problema por ser como son, el problema lo tenemos nosotros que no sabemos que hacer con ellos/as. Un saludo y espero que sigas escribiendo sobre estas experiencias con público joven.

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    1. Lo ideal es que esos padres, madres y profesionales también puedan formar parte de talleres de este tipo. Es bueno, de vez en cuando, poner conciencia y revisar nuestros conocimientos y creencias en estas materias y más cuando somos responsables de la educación de menores a nuestro cargo.
      Saludos y gracias por tus palabras!!!!

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